Días que te despiertas con un cacao mental digno de ser enmarcado en un cuadro de arte contemporáneo para poder quedarte mirándolo con cara de poema, y decir: - Pero qué Co**?
Pensamientos sin sentido que no tienen explicación pero aun así le das vueltas creyendo que si descubres de donde viene salvaras tu vida de una extinción prematura donde el día muere lento y las noches son intensas, coges aire, respiras, intentas organizar tus ideas, distinguir alguna lógica entre tanto desorden y al fin lo comprendes. No eres tú, no es culpa tuya, la sociedad te corrompe, te entorpece, crees tenerlo todo y te das cuenta de que serias más feliz comiéndote una manzana en el campo, bajo un árbol, sin distracciones. Piensas que los problemas nacen de las personas, que nos complicamos la vida al analizar cada paso que damos. Todo eso sobra, para que dar vueltas en la cama pensando ambigüedades pasajeras qué se difuminan en el tiempo y el espacio. Para NADA, lo único que realmente importa es la sonrisa de las personas a las que quieres, tu pareja, tu familia, tus amigos...Importan tus sueños, que los cumplas, que los respetes y que los guardes para siempre o que los cambies por otros si ya los tienes cumplidos. Importa sentirse bien con uno mismo, ayudar a alguien si lo necesita, plantar un árbol o enseñar algo a quien no tiene de donde aprenderlo...
Todas esas cosas tienen que ser el único pensamiento de tus mañanas, porque al final solo te importará que has echo sonreír a quien quieres, que cumpliste tus sueños y gracias a ti otros hacen lo mismo ahora, que ayudaste a los demás y ellos te ayudaron, que enseñaste y aprendiste, que plantaste un árbol y por eso hay un poco más de verde en este planeta gris, donde todo son problemas y las soluciones no arreglan nada.
